José María Parreño

Este otoño que tanto te quiero
te regalo la lluvia.

La lluvia es todo:
es canción triste, es compañía
es llanto persistente sobre todo el paisaje,
es la caricia que hace temblar el suelo
y elevarse el sexo de las flores,
es la orden húmeda que implanta
los más espesos olores.

Te la regalo porque es como tú:
Extensa, repentina
de estatura cansada por el sol de la tarde,
de ojos también cayéndose camino del invierno
y porque en ella yo me siento tan dulce
como me siento en ti.

De todo lo que vuela y nos hace sufrir,
nada más compasivo y simple que la lluvia,
nada tan frágil y a la vez tan invicto
y nada como su misma promesa de frutos y verdor.

Mírala, 
como un mar derrumbado,
como ruinas de una atmósfera de agua que existió.

Muchas veces
me empapa de nostalgia y me hace nudos
que escuecen al tragar,
será porque la lluvia
cubre bosques que has amado conmigo,
nos ha mojado juntos imparcial minuciosa
en lejanas provincias junto al mar.

Ya para siempre tendrás lo que te he dado,
de mi regalo nunca podrás huir
ni devolvérmelo
y cuando llueva cada gota en tu cuerpo será un beso,
un beso que no pide nada a cambio,
que atravesará los impermeables los paraguas
diciéndote con su idioma monótono y dormido
que te quiero.

De Instrucciones para blindar un corazón (Rialp, 1981)

***

en cada llamarada llama un hada
las cosas por su nombre: 
león al que lee mucho
tartamudo 
al goloso de silencio
higuera a un fuego verde
cuyos hijos 
son blandos
dulces 
nudos 
de luz

el hada inmóvil me llama perverso
me recita: 
la pantera era pan
que se comió al hambriento
la rosa risa 
de olor
o loor callado

que el hada pálida 
abra cada palabra
como la nuez que no es
me de a sufrir su fruto
a comer comas
y ya sólo sintaxis si amigos
sin señas sin dinero
me conceda
el poema

De Las Guerras Civiles. Anaya / Mario Muchnik, Madrid 1995 y Llanto Bailable. La Poesía, señor hidalgo, Barcelona, 2003

***

Rosas cabizbajas en un frasco de café, junto a la ventana. 
Afuera ondea la telaraña de las constelaciones,
afuera el silencio abrazado a la oscuridad 
hasta que les separe la mañana. 

Y en una ingle de la sierra, esta casa. 

A  la luz de una vela coloco una palabra detrás de otra
como pasos de equilibrista, uno tras otro, 
procurando no pensar en más. 

Pude amar y no amé,
supe cantar y he olvidado cómo. 
Ahora ordeno palabras sin música 
Ahora acaricio una mano invisible.

La pureza, la certeza, la calma 
lo sé ya,
me han sido negadas.

Mi destino más alto será siempre procurar,
ser víspera
ser gris. 

Pero ni un grado más de oscuridad.

De Pornografía para insectos. Pretextos, 2016

***

me fui tras una falda
muy corta 
y eras tú

de piernas tostadas como almendras
y así tibias
de niña en niña
acurrucadas

tras tu pelo brillante 
como una dinamo
me fui
tras tu boca de flor
que florece entre huesos

me fui detrás de un cuerpo
y era un alma

vestida apenas
de mujer

vestida

de tallo de avena

me fui detrás
y aún no te he alcanzado

eso dices
o parece decir
la grieta
en un jarro de lágrimas
con que me sonríes

De Poemas de amor y no (1981-2005). El Monosabio, Ayuntamiento de Málaga, 2005

***

He pasado la noche en vela 
y me he vestido con traje y corbata
para escribir 
lo que he descubierto:
el universo es finito
y tiene forma de dodecaedro.
Está ensamblado sin un tornillo
-como una cómoda del siglo XVIII-
por la gravedad.
Una ley tan sexy
que ordena a todo
juntarse a otra cosa
y si puede, acoplarse
y hacer uno de dos.
Lo grande, seductor,
lo pequeño, atraído.

Así tú y yo,
sola y solo y mortales
sobre la vasta, insegura tierra.

A este largo silencio entre los dos
pintado al óleo
podemos titularlo dependencia,
cálculo,
compromiso,
obligación,
piedad
o amor
los que se aman.

(inédito)

José María Parreño Velasco (Madrid, 1958).

Es autor de libros de poesía: Instrucciones para blindar un corazón (1981 y 2009), Accésit al Premio Adonais; Libro de las Sombras (1985), Premio Leonor de Poesía; Las reglas del fuego (1987) Llanto bailable (2003); Poemas de Amor y No (2006); Pornografía para insectos (2014) y Viceversos. (2015). Y de narrativa: Las Guerras Civiles (1995) Premio Torrente Ballester y Viajes de un antipático (2000). También de las antologías Cuentos de Sombras (1988 y 2006) y Ocho poetas raros (con J. L. Gallero, 1992).

Ha editado Diálogo de los mártires de Argel (con E. Sola, 1987) y varios libros colectivos que tratan de la confluencia entre las humanidades y la crisis ecosocial. Es asimismo autor de Arto de Arte. Ensayos de crítica-ficción (2005) y Un arte descontento. Arte, compromiso y crítica cultural (2006).

Vive en Segovia y trabaja como profesor de Historia del Arte en la Facultad de Bellas Artes de la Complutense.


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