Si poeta y maestra. Susana Obrero

En mi colegio, una vez, se coló por la ventana un gorrión; la clase tenía la puerta abierta y asustado salió al pasillo. Yo ya era una maestra con muchos septiembres, pero ese ver avanzar a la vez niños y gorrión es la mejor manera que encuentro para explicaros cómo entra la poesía en las escuelas y llena aulas y pasillos de asombro y misterio.

Compartir poesía con la infancia es fácil, son criaturas que dibujan con rotulador sin miedo, les explota la risa en la boca por nada, cantan un martes cualquiera a las 9 de la mañana, levantan las cejas si oyen extraterrestre, escriben en las gomas de borrar y estrenan los días como el que salta un charco. Personas con piedras en los bolsillos que creen que una jirafa y un perro salchicha se parecen.

Cada día al entrar al aula cuidar de las palabras, intuir la belleza, mirar con ojos de poeta. Nos aprenden a nosotras. Ya lo escribió Rosalía de Castro si cantan, tú eres quien canta; si lloran, tú eres quien llora; y eres murmullo del río y eres la noche y la aurora. Qué suerte las escuelas por donde cruza un río.

Algunos poemas recogidos en el libro Cien cigüeñas. Poesía reunida 2010-2024:

Construimos túneles demasiado largos
se te pone cara de ratón
y todo depende de dónde pongas la escalera
el miedo se reparte por las mañanas
con la cabeza hecha pájaros cuesta ver la nube en el charco

¿en qué voy a convertirme?
hambre elegante no existe
como si la poesía fuera cojear con gracia

el silencio era el ruido de la nevera en la noche

la posibilidad de rinoceronte
esa morriña mamífera  espera el deshielo
cuando todos cayendo hay quien abraza

se te aparece Vallejo en sueños  y no sabes qué preguntarle.

***

Un transbordador cruza el delta
como otras tenían una granja en África

hay tradiciones que están sin inventar

el rey del krill se jubila
y crecen gasolineras en las afueras del caos

cuándo empezaste a dudar

el barco de papel con tres metros de eslora
lo que se envejece en un pasillo
dos patos cruzan el paso de cebra
ni les hables de poemas en húngaro
la burocracia del gallinero
hacer un tren con las piezas de una lavadora
la poesía
sonríe el equilibrista dormido
solo
si las palabras están de vacaciones

***

Como soporta un río el estiaje
girasoles al servicio del futuro
a veces pasa
no siempre
pero pasa
a veces
dejar que el sol se vaya

quién es el dueño del libre albedrío
parámetros donde pastan ovejas
deshaces un nudo
los días que el espejo no trabaja
existen los anfibios
las fábricas de antimateria
el hombre de Vitruvio comiendo un flan

es triste un cerebro huero
estiran la goma donde duermen las palabras
llegas tarde a la cuarta dimensión
no le eches la culpa al guante

***

Un camión de yogures Larsa cruza Castilla
mira como dos hurracas juegan al sol.

Muchísima chatarra vale un dineral

así los parias
delante de la pizarra digo cosas como
podríamos dividir el mundo en triángulos
y alguien levanta sus cejas

una niña sin playa ni cometa
que ataba hilos en las patitas de los gorriones
cuánto se aburre una campana
los peces sin párpados su soñar de ojos abiertos
la luz que te hace cambiar el rumbo
las gafas de bucear graduadas
el olor a herrumbre de los colegios en verano

porque es difícil elegir qué vas a poner en el escaparate

es pronto para la grieta
pero ya merodea en el aljibe

***

La conversación contigo y la mano corriendo sus prados
tirando piedras a la luna
así
tan fácil como un niño dirige una orquesta
cruzas al tiempo propio
la pausa de papel y lápiz refugio para ardillas tristes
secretos traídos de otras vidas
escribes de nuevo lo que escribieron otras

también a remolque de sus primaveras
con las ganas siempre vivas escribes
daría tres veces mi vida
y es como el piano que nadie toca
casi una mesa
algo que espera

SUSANA OBRERO nació en Madrid.

Poeta y maestra de Educación Primaria en la escuela pública.

Autora de literatura infantil: La princesa traviesa, Pedrito y un patito (CCS 2003), Almudena Rizoslocos (La Librería 2006), Así se aprenden las tablas de multiplicar (Ed. El rompecabezas 2009) y Cuentos con duende (CCS 2.010).

Autora de los poemarios Yo también un poco (Edicions 96, 2010 Premio Marc Granell) Violines y panderetas (Premio Marcos R. Pavón, 2011), Puentes de cartón (Ed. Entricíclopes, 2014), El hueso de un albaricoque (XVIII Premio Ciudad de Ronda 2018) Cien cigüeñas (Tigres de papel, 2024 L Premio Alcalá 2019)

Su primer ensayo sobre poesía y educación es Un gorrión vuela dentro (Ediciones Alfar,2025)

Miembro desde el 2008 del Grupo Poético Divagantes que desarrolla sus alquimias en la Fundación Centro de Poesía José Hierro.


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