NATURALEZA PRÓDIGA
No sé de dónde vienes, pero vienes,
el horizonte de emociones
en la raya del ojo se divisa.
No sé de dónde vienes, pero vienes,
los gallos aurorales hacen punto
y el animal, sin dobles intenciones,
deja su huella junto al bebedero.
No sé de dónde vienes, pero vienes,
en la pámpana anidan las crisálidas
y entre tierra y sol hay niebla a veces.
No sé de dónde vienes, pero vienes,
es temprano y la escarcha hacen sufrir
al corazón en vela,
pero has vuelto y te bebes
el vaso de agua en el que me ahogaba.
No sé de dónde vienes, pero vienes,
has cruzado la plaza
con su sol y su sombra
y el perro callejero que todo lo perdona.
No sé de dónde vienes, pero vienes,
viviente la belleza en tu sonrisa,
enterrada en mi boca la pregunta.
DESESPERADA INDIFERENCIA
Lo que acontece cuando nada ocurre,
cuando la indiferencia
que el viento manosea
lía tabaco en vez de sentimientos,
y la tragedia espera a la salida
del pasadizo de lo sugerente.
Lo que hormiguea en la memoria,
lo que gotea de lo congelado,
lo que no es advertido en la expresión
del espejo del alma,
lo que siempre acompaña pero queda
pegado en una suela,
lo que de irremediable hay en la sombra
que se deja llevar por su conquista,
lo que despide olor y se despide de él
emprendiendo caminos solitarios
al llegar la mañana,
la mañana es un rayo de verdad
y la verdad se aburre mortalmente.
Lo que la vida entrega al sufrimiento,
hombres como juguetes
para que se entretenga,
y sin embargo juro que aún no he visto
dos desesperaciones
exactamente iguales,
ni indiferencia que salga a su encuentro,
aunque corre a la puerta si la oye
como una buena madre.
La desesperación,
lo que la originó, motivo aquel
tan sumamente loco y tan hermoso,
tan relevante entonces,
tan digno de mención como la historia,
ahora en calma chicha,
mecido por tus brazos
parece intrascendente.
La indiferencia de uno mismo,
regazo donde el sufrimiento
reposa su guerrero,
la indiferencia de uno mismo,
la forma más veraz de amar
la vida que se duerme en los laureles.
De Música lejana (2020)
XANTHOS
Nada hay más débil que lo que es sagrado
ni nada más sagrado que la voz
de un pueblo unido
frente a la adversidad.
Si centurias después
los actos del presente se repiten,
se imitará también el poderoso
bramido de lo heroico.
Nada es más fuerte que el abrazo
cuando el abrazo es el final
de lo que fue la vida en solitario,
y se abrazaron con el pensamiento
de arrasar la ciudad, de abrir sus carnes
y engalanarla con cadáveres
de ejecutados por su propia mano,
y obsequiar en bandejas las cabezas
de las niñas que en sueños los tiranos,
como esclavas de orgías, desnudaban.
Ciudadanos de Xanthos, por dos veces
bautizasteis el mundo
con vuestro sacrificio,
y así la madre que os parió,
la Grecia de la democracia,
se deleita en el barro
en el que el descendiente
modela la belleza.
Y ahora que sois paisaje,
árboles milicianos
bebiendo agua de nieve,
llevando pájaros al hombro,
silbando a coro con el viento al ver
como se desorientan
las manos por las sendas de la espalda
del cuerpo enamorado,
qué vida habrá mejor sino la vuestra?
Retaguardia invencible en la montaña
de la justicia y la igualdad,
rizados ríos surcan como arrugas,
entre la blanca barba,
la faz de la naturaleza.
Amor inmenso, amor de madre empuja,
como en un parto con dolor,
a inmolarse y matar lo que no es libre,
y será su estertor la puerta de un umbral,
el llanto de un recién nacido.
Ataúdes vacíos,
resucitan los muertos
en la sabiduría popular,
y que cunda el ejemplo
en cada población,
por pequeña que sea,
que a la tercera es la vencida…
y debe ser su humilde cumplimiento
mesiánico y, a todos los efectos,
humanamente universal.
Joaquín Fernández de Silva (Villanueva de los Infantes, Ciudad Real. 1970)
Ha escrito los siguientes poemarios: Xanthos (2024) inédito, Paisajes del Campo de Montiel (2021, edición de la fotógrafa Anna Muntada), Música lejana (2020, Hiperión), El café de las desilusiones (1998, auto edición) y Noche y yo (2014, Ediciones Legados).
Cofundador y primer presidente en 2003, de la Asociación cultural Luciérnaga organizadora de las Jornadas literarias y culturales Nuevos Cauces, en Villanueva de los Infantes.
Asesor cultural de la fundación José María de Jaime, entre otras.
Colaborador habitual de la revista de divulgación cultural y científica Raíz y Rama.
¿Cómo se gesta tu escritura? ¿nace ya como un ser completo o ha de ser incubado al calor de otros mundos?
Mi escritura tiene que ver con la intuición, se aparece como una masa abstracta a la q hay que dejar que vaya tomando forma desde el reposo de la contemplación y la reescritura, pero siempre esa primera intuición me viene del mundo sensorial, de lo que veo, escucho, toco…
¿Crees esencial romper con la tradición o innovar? ¿Dónde te colocas?
Claro que hay que innovar, no concibo la repetición en Poesía, algo muy común por cierto en los tiempos q corren por la península, pero para romper con la tradición hay que saber qué es lo que hay, para mí es esencial la lectura, es más diría la reelectura, es más diría en bucle, de los autores clásicos, que no significa más que fueron innovadores hace mucho tiempo y su maestría ha resistido la escoba del tiempo.
¿Qué ecosistemas poéticos o artísticos nos querrías recomendar? Lugares escondidos, secretos u olvidados.
Lugares escondidos… ¡hay tantos! Además, podrían no serlo para los lectores de la revista, pero, por citar 3 poetas que no son muy nombrados y yo amo, recomiendo vivamente a la austriaca Ingeborg Bachmann, por su pasión de hielo, al argentino Juanele Ortiz, por su ironía (qué difícil es la ironía en verso) y al colombiano José Asunción Silva por su sentido del ritmo(algo que creo es fundamental en poesía).
Un consejo a otros la poeta que está iniciándose.
Aconsejar al que se inicia es muy difícil ya que le puedes apartar de su camino sin quererlo, pero sí que hay un sota caballo y rey que se debe tener presente: huir de las modas, leer y leer y leer y leer y volver a leer y leer tanto que ya no sepas dónde está tu propia voz poética y la tengas que buscar.
¿Cuál es tu organismo vivo favorito?
Un par de musas cantando una canción nocturna bisbiseando, muy bajito mientras se pierden a través de los olivos.