Aníbal Malaparte

Ruegos

Hay cierta conciencia
de saberme eco de una estrella que muere,
lágrima,
tiempo,
semen,
cuervo,
canción,
bala,
una muerte sin permiso,
una ilusión que desespera,
un atolladero del subdesarrollo.

¿Y quién no ama sin esperanza?
¿Y quién no merodea tus cementerios?
¿Quién no goza con ginebra barata?
¿Quién no tomó partido por Lucifer?
¿Quién no blasfemó siendo ateo?
¿Quién no se sabe fuego, gasolina, grasa de motor
librería de uso, chamarra de cuero,
miedo, maullido, campo minado,
una trampa de bambú bien afilado,
manta, lecho frío, leche con galletas,
cello tocado en la azotea, candado sin llave,
póster en la pared, ruleta rusa, pelea de cantina,
el beso con amor a una lengua envenenada,
un gato atropellado que se pudre en la basura?

Oh, extraña y triste criatura,
a veces sospecho
que no nos volveremos a ver…
Bésame,
déjame lamerte,
déjame venirme dentro de ti,
abandóname en un motel,
déjame una marca visible que nadie comprenda,
déjame cortar la lengua de parásitos anarquistas,
déjame arranco mi rostro para portar sólo una máscara
déjame regalarte amor, matando todo lo que odias de mí,
déjame perpetuarte con una serie de atentados marxistas-leninistas,
déjame declararte amor de mi otra vida
y llora conmigo
como vidrio enterrándose en el cuello,
como ángel suicida,
como reprobando un examen de lógica,
como libro de Herman Hesse,
como noche en las barricadas,
como una orgía de Tule en el bosque,
como cavando en una fosa común,
como adolescente enamorado por primera vez.

Y toda esa hambre,
esa vorágine insatisfecha,
esa ansia,
ese sentido carente de sentido,
esa pulsión de muerte,
ese poema tan desnudo que no porta consigo excusa alguna,
esa pesadilla donde todos tenían rayones en vez de ojos,
ese no saber cómo terminar este poema,
esa pistola escondida detrás del librero,
ese puto ojalá,
esa puta historia que no fue,
déjame ignorarlos a todos un rato,
déjame fingir que no existen.

Borracho leyendo las flores del mal

Bajo un puente a medianoche,
escuchaste mil jazzistas muertos en un campo de amapolas
como aullido que adolece por la luna muerta.

La injusta luz que se derramaba entre mis dedos
era presencia de un ambarino presagio,
qué inútil para cualquiera que quisiere escucharlo,
se suicidaba en el sobrevuelo de las palabras volcadas
tristes como larva devorada antes de poder ser mariposa.

Tu valor

Cuando la policía te torture,
cuando un analfabeto de inmovilice,
cuando un uniformado te diga que él es la Ley,
te pateé en el estómago,
te ahogue en mierda y orines,
ponga la picana en tus testículos,
y sientas su saliva escurriéndote en el rostro,
conocerás tu verdadero valor,
si hablarás o no,
si rogarás o no,
si le permitirás verte llorar o no,
puede que vivas o mueras,
si es que ocurre lo primero tendrás que decidir
si callarás, dirás que tuviste suerte 
y prometerás no volver a meterte en política
o planearás meticulosamente tu venganza,
procurando que germine, crezca y florezca
la rebelión de los miserables.


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